LOS NEO-SOFISTAS Y LAS NARRATIVAS FABULOSAS.

Perotti, Nicolò, arciv. di Siponto, circa 1429-1480. Cornucopiae sive commentariorum linguae latinae ad illustrem principem Federicum Urbini ducem et ecclesiastici exercitus imperatorem invictissimum,.           

           LOS NEO-SOFISTAS Y LAS NARRATIVAS FABULOSAS 

Roberto Palomo-Silva

En algunos posts anteriores, nos hemos estado refiriendo a ciertos elementos, que muestran, el antiguo y siempre presente tema, de los sofistas griegos e incluso romanos, su transmutación, en figuras actuales o tal vez, mejor dicho, su concreción en nuevas y complejas figuras, una vez comprendido, el enigma y la realidad, del arte del sofisma, es más fácil identificarlos, tanto como individuos concretos y relevante, sus métodos y maneras, de conducir y practicar el arte seductiva, del encantamiento, de la convicción falaz y el engaño semi oculto.  Disfraz y máscara.  El lenguaje construido, para deliberadamente engañar y desviar, provocar asombro e incluso engendrar una pseudo sabiduría y conocimientos superiores, lo cual enmascara no solamente la falta de sentido, sino peor aún, la intención, poco disimulada, de atraer y hacer caer, en trampas y esquemas perversos, con fines y objetivos, aún más siniestros. Establecer un nexo oculto y hacerlo publico y evidente, que viene y viaja de la plaza griega a los esquemas a la Ponzi, una historia oculta, de la manipulación y el engaño, cuyos escenarios no están de ninguna manera, reservados exclusivamente, para políticos y demagogos, incluso ha sido practicado, por estafadores profesionales, que han abusado, de personas cuyos talentos y virtudes están a prueba, de cualquier duda. Debe ser posible establecer un hilo conductor, que lleva de la imagen clásica, “del pescador con caña” a los elaborados incluso sofisticados, diseños, para pescar fortunas, robando no solamente a incautos, sino a individuos víctimas probablemente, de la confianza y de otros elementos, sumamente sutiles, que incluyen familiaridad y cierta pertenencia a comunidades compartidas. 

En la segunda sesión, del 19 de diciembre del 2001, nos referimos a los seminarios de “La Bestia y el Soberano”,  Derrida nos introduce a la fascinante discusión, de la narrativa fabulosa, entendida ésta como aquella vinculada a los fabulistas, a esa antiquísima tradición literaria, que arranca desde los clásicos griegos y nos lleva quizá, excediendo los limites del análisis del soberano y la bestia o tal vez ensanchando sus limites, a la literatura fantástica y los géneros cultivados hoy día y que han tenido un gran impacto, en el cine y en las series producidas y presentadas, por los otros medios visuales, que dominan actualmente las tele-audiencias mundiales, literalmente.  En este genero hay incluso las que toman formas políticas o presentan, narran, historias de poder y dominación, son tantas y resultaría inútil e imposible nombrarlas a todas, sin embargo, destacan en las últimas décadas, las que siguiendo esa tradición, de los fabulistas clásicos, nos presentan interacciones, entre seres humanos y bestias fantásticas, dragones principalmente,  sustituyen a los animales hablantes, tortugas, lobos, corderos o leones, entre otros. Es el encuentro generado a partir del nexo ese ontológico, indisoluble cabria pensarlo, donde hay un transito revolvente, el cual va y traspasa los momentos intercambiables, en que el soberano domestica a la bestia y esta domestica a la bestia interna del soberano, aunque sea solamente un pura apariencia, puesto ambas coexisten mutuamente, en esa segunda sesión, Derrida introduce un nuevo elemento, el del llamado lugarteniente del Soberano Absoluto, aquel que habla y ejerce soberanía a partir de otro, mejor dicho, en nombre de otro y de allí que lo llame lugarteniente o representante del Absoluto – lo identifica como divinidad aunque no sin mantener ciertas reservas – y lo hace a partir de una complicada hermenéutica deconstructiva, de ciertos textos del Leviatán de Hobbes. En el mundo de las fabulas literarias el dialogo hombre-animal, se daba una cierta reflexión ética, hacia una función propedéutica, educativa incluso, un aprendizaje, de los limites humanos o de una comprensión, de la humanidad misma, lo que hace al animal humano trascender su condición – a veces no pareciera ser posible del todo, al menos – y, principalmente, poder aprender el uno del otro.  Reconocimientos de límites y fronteras. 

Ese tránsito del animal-hombre-Dios sufre una constante y repetida modificación, pareciera coincidir, con otra cuestión tal vez menos observada y sumamente ligada, con la actualidad, sobre todo si nos planteamos el asunto de las respuestas, veámoslo así, al darle el tratamiento de una serie cuasi estructural, tenemos una transmutación, que se inicia con el sofisma, adquiere la figura de la fabula – hay que resaltar acá un elemento de posibilidad – y luego se manifiesta en nuestra cultura actual, bajo la nueva de forma del silencio o de la falta de respuesta.  Derrida describe ese intrincado proceso, como una “metamorfosis analógica”, hay en la tradición europea y occidental, una conversación, que desemboca en la soledad del silencio.  Los interlocutores dejaron de responder.  El imperio del silencio y del monólogo se ha impuesto, en este mundo lleno de una condición, prevalente y dominante, una cierta incapacidad por escuchar, tal vez venga a cuenta si pensamos – rescatando un texto hoy día semi olvidado -, un poco en las famosas seis reglas de Erich Fromm, para escuchar, una de ellas y la cual es vinculable, con lo que estamos tratando de argumentar y describir, es la tercera de ellas, contar con una imaginación lo suficientemente libre, para poder traducirla en palabras. Y viene claramente a cuenta;  dado estamos ante el conservatorio constante, entre la bestia y el hombre dominante, tanto como hombre-animal, al Soberano, hombre semi deificado, concluyó en esa metamorfosis del no escuchar y donde el dominio del silencio se extendió extrañamente.  Ese silencio pudiera ser o al menos así lo describe Derrida, un desplazamiento, de la domesticación a la compañía, una condición y característica muy establecida, en el conjunto de interacción configuradas, por todo este mundo de la “post-modernidad” es la incorporación a la vida urbana, de la presencia de animales domesticados, como acompañantes cuasi-personales, hay un dialogo diario, íntimo, casi, entre lo que desde hace un tiempo se ha identificado como “mascotas”, llevado a niveles de mucha mayor profundidad, “animales de compañía”, garantes de la seguridad y bienestar, de sus amos o amigos, dependientes de su presencia, entrenados, para desempeñar tales roles.  Del dragón hablante a los animales, los cuales  son parte de una cotidianidad permanente, la vida del humano no pareciera poder transcurrir, sin dicha presencia.  Las narrativas políticas, de la intimidad del poder y su diario ejercicio, donde esos dragones hablantes, no todos aunque si muchos de ellos, capaces de ir mas allá de la obediencia y la orden, de la protección y del hecho mismo de ser armas literalmente, de agresión y defensa, parte de un arsenal, cuyo fin no es otro, sino la protección constante del soberano.  Del fabulismo clásico a la narrativa fantástica, hemos sido testigos, de esa metamorfosis analógica. 

Actualmente y no es un fenómeno particular a una sola región, es más bien de manifestación global, son muy pocos – si alguno realmente – los países que se sustraen, de esta metamorfosis analógica, las narrativas falsas y los neo-sofismas pululan y habitan, casi sin restricciones, casi todas las manifestaciones humanas, tanto desde la política, hasta las artes. Olas y olas de propagandas manipuladoras y defoliantes, avalanchas de odio y desprecio, constantes y continuadas formas de ataques nada disimuladas, a personas, instituciones, países enteros inclusive.  Degradación humillante casi sin restricciones.  Los países gobernados por totalitarismo autoritarios, gozan de una cierta inmunidad, aunque no es total dado que la internet y la revolución tecnológica, han literalmente invadido todos los dominios, de la existencia humana.  La privacidad es un derecho bajo extinción y bajo una invasión y ataque constantes.  Es claramente apreciable, como los regímenes autoritarios luchan por controlar la internet y las llamadas redes sociales, las democracias occidentales luchan por evitar, esa libertad tan duramente establecida, no sea abusada, por quienes usan dichos medios como armas de agresión.  El exceso de regulación es odioso e indeseable; sin embargo, en ciertos momentos, deseable y necesario.  Los espacios personales son cada vez mas reducidos y los otrora llamados “públicos estados de interpretados” – en la terminología de la analítica existenciaria – reinan rampantes y alegremente, por todos los dominios de lo humano. No es necesario demasiadas referencias o relaciones anecdóticas, para aludir a este fenómeno, que todos sufrimos y experimentamos.  La defensa incluso teorética, del mundo de la no-verdad y la relatividad de la misma, está lentamente imponiendo las narrativas falaces y los neo-sofismas. La necesidad de escribir la historia es hoy día más crucial que nunca, esa historia bien relatada, tanto en su extensión y gestación, como reglas que se usaban, bajo rigores metodológicos y analíticos, antes y,  en las ultimas décadas, parecen abandonadas.  Decir mentiras abiertamente pasa casi desapercibido y peor aún, inclusive aceptado, por millones de seres humanos, dispuestos a creer a pseudo-lideres irresponsables y ambiciosos, narcisistas y aprovechadores, de las debilidades propias, de la ignorancia y la ingenuidad.  Los viejos pescadores con cañas campean sin restricciones, cazando víctimas fáciles e indefensas.    

Aunque pueda parecer reiterativo siempre resultara insuficiente, destacar o tal  vez “denunciar” – no es un término que genere mucha comodidad -, en tanto y en cuanto se trate de un “hacer-ver”, apuntar hacia, destacarlo es una necesidad permanente, la narrativa falsa ya muy establecida, alrededor de la irrelevancia, de la verdad – habría que agregar también, los hechos y su constatación -, tiene una importancia capital.  La verdad y su retirada, desnuda como mucha de la iconografía clásica la presentaba, acosada y perseguida, por la mentira, sigue sufriendo ese “no-querer-saber”, de todos aquellos cómplices o no, aceptan y callan, ante su retirada u ocultamiento, la denuncia si cabe, no puede ser sino la referencia al retiro y ocultamiento, el cual sufre continuadamente, cínicamente debe decirse hoy en día, por parte de todos y son muchos, detractores y demás dilectos miembros, de la “galería de las grullas”  y sus alegres acompañantes, como alguna vez los llamara, Peter Sloterdyk, en sus reflexiones sobre el eurotaoismo, el “kinetismo político’ (politische Kinetik), tal cual lo designara, hacia finales del siglo pasado. La política del kinetismo y la movilización infinita, donde el mundo es sonido, como decía a finales de los ochentas, antecediendo al mundo del antropoceno al cual aún, aparentemente, estamos recién entrando.  La modernidad tardía y discontinuada o el movimiento perpetuo de la actividad incesante, del autoactivismo inagotable. El movimiento permanente, interminable, del ego en pos de una utopía perdida o no alcanzada.  El desgaste de la modernidad y su caída en la absurdidad, del kinetismo político. 

Algo mas sobre la metamorfosis analógica y el transito del sofisma a la fabula y al silencio o la no-respuesta.  Si en la retórica clásica, fabular implicaba también una reflexión ética e incluso moral, en la actualidad el neo-sofismo y las narrativas falsas, deliberadamente falsas, han desistido, obviamente, de ese elemento ético y moralizador.  La función propedéutica es reemplazada, por el convencimiento, como forma de sumisión y sujeción.  El “encantador de serpientes” es un cazador de hombres, en la plaza y en la intimidad perdida.  Ha invadido todos los estadios de la existencia.  La modernidad y el progreso civilizador cambiaron su proyecto inconcluso, por uno menos altruista y totalmente centrado, en la dominación y el control.  Esa caída de la que la analítica existenciaria nos hablaba tanto y cuyo discurso alcanzó a la gran  literatura, al arte y todas su manifestaciones durante la posguerra, por todas partes del mundo, que sufrió el colapso y el horror de millones de muertes y la destrucción, no tuvo fronteras.  Las expresiones y creaciones artísticas dan testimonio de lo incomprensible del horror vivido, del Guernica al gran cine;  tristemente pareciera, que todos esos millones de seres humanos muertos, por guerras indescriptibles, no fueran una lección suficiente, para no solamente aliviar el sufrimiento inenarrable, de tantos y tantos seres humanos, sino trágicamente, continuamos repitiendo incisamente esos sacrificios rituales de muerte y destrucción, bajo condiciones deshumanizantes y de un auténtico horror infernal.  Hay un antiguo texto, producto del arte de un fabulista muy particular, religioso nacido en Tapachula, en aquellos tiempos Guatemala, hoy en día Mexico;  traemos a cuenta esa fábula, la cual literalmente, es un dialogo, entre leones y humanos, una madre-leona, advierte a su poderoso hijo, que existe un animal temible y del cual a pesar de su poder y fuerza, no podrá nunca someter, es el hombre, el animal humano.  La advertencia de la madre-leona viene muy a cuenta, para concluir esta reflexión, destacamos unos párrafos, que serán suficientes, para asomarnos a la profundidad de su reflexión, dice Fray Matias de Cordoba (1776-1828), en su extraordinaria, un tanto olvidada tal vez, “La tentativa del Leon” al referirse al hombre al animal humano: “El hombre…Todo lo rinde, todo lo sujeta:/Oprime al mar, se sirve de los vientos,/Arranca las entrañas de la tierra,/Y, lo que me horroriza al referirlo,/El rayo ardiente á voluntad maneja. (…) Es el hombre feroz con sus hermanos, !Cómo no lo será con una fiera!.”.